Los diarios de Piglia (Renzi)

Miguel Sánchez-Ostiz

Compré el segundo volumen de los diarios de Piglia, intenté leerlo y lo abandoné a medio camino. Me dije que después de haber intentado interesarme en el primero no repetiría intento, pero hace unos días compré el tercero, que termino de leer esta tarde y me digo que Piglia no es que me aburra, sino que no logro poner el interés necesario; pero veo que el ejemplar está ya plagado de acotaciones, subrayados, marcas, de muchos pasajes acertados dedicados a la escritura de diarios y otras (pocas) a los efectos de la represión de la dictadura militar argentina en el autor y su medio. Intento encontrar al autor en sus diarios y me tropiezo, en el peor sentido, con sus dificultades para escribir una novela que no he leído –me pasó lo mismo con los diarios de Donoso tan aplaudidos- y disquisiciones filosóficas que me superan, así que es culpa mía más que del autor, claro, que me cueste compartir el entusiasmo de la cátedra y su clero. Me interesan sus miedos, precauciones y empeños en poner en limpio sus diarios de muchos años porque son los míos, una tarea titánica, la mires por donde la mires, muy crepuscular, muy de ver o sospechar el final del camino «con su fea cara de rana patituerta», diría Boris Vian. Me interesa cuando me hace pensar en si la escritura de diarios necesita de un lector cómplice que no vea en ellos una sucesión de naderías y solo eso: «la experiencia confusa, sin forma y contingente de la vida».

Me han gustado unas líneas (páginas 194-195) en las que narra cómo está seleccionando unas páginas de su diario del año 1987 para mandárselas a un editor de Barcelona a propósito de «’la escritura del Yo’, que se basaba en la conocida tentación de revelar secretos de la propia vida, previamente acomodados al sentido común general»; un editor que «había creado una colección dedicada a ventilar las estupideces de la vida doméstica de los domesticados hombres de letras de las nuevas –y también de las viejas– generaciones.»


*Publicado originalmente en el blog del autor, Vivir de buena gana (19/10/2017)

Publicar un comentario

0 Comentarios